La Finca
Tras años en desuso de estos montes donde la erosión también es agravada por el abandono de la agricultura y ganadería tradicional, estamos inmersos en la plena recuperación de los suelos evitando principalmente el sobrepastoreo. Con una cuidada planificación para la rotación de las reses en los diferentes cercados, su estiércol, los restos de forraje o el hecho de esparcir las semillas con sus patas están ayudando a regenerar rápidamente los suelos vegetales, obteniendo amplias praderas de pastos en el primer año de la explotación. Todo esto hace que se hayan generado amplias y cómodas zonas donde pasear rodeado del sosiego de los animales con lugares donde relajarse y contemplar la naturaleza desde que sale el sol, hasta que se pone.
Nuestras tierras cuentan con una escarpada orografía provocada por la caída del agua hacia los arroyos. Estas aguas junto con el viento seco del sur deja a la vista los suelos calizos comunes en el sureste de Madrid, formando grandes lomas redondeadas acabadas en profundos desfiladeros y vaguadas. El paisaje se compone mayoritariamente de encina y carrasca, y de monte bajo de esparteras en los llanos más expuestos al viento. Las laderas al norte, más frescas están cubiertas con amplias praderas de tomillos y multitud de hierbas aromáticas. Además del olivo, muy numeroso en la comarca, el almendro flanquea los caminos de acceso.
Al encontrarnos en el sureste de Madrid el clima es suave, con largos otoños templados, lluviosos y siendo común las nieblas mañaneras. El invierno es frío y seco, con pocas heladas hasta la entrada de la primavera, con días despejados y que rápido reactiva el ecosistema de la finca, brotando los pastos hasta primeros de Julio, siendo Agosto el mes más cálido llegando a los 38º C.
La finca está dividida en grandes cercados independientes donde las reses son llevadas según su edad o época del año. Cada cercado está destinado a una labor diferente: reproducción, cría, crecimiento… Están delimitados por gruesos tablones de madera y alambrada. Mediante “mangas” o vías pecuarias son fácilmente accesibles permitiendo su alimentación y control de manera segura y rápida. La finca está situada en un alto, lo que nos ofrece unas fantásticas vistas de las praderas y del monte bajo adehesado.
El manejo
Llevamos a cabo el manejo de las reses bravas de forma tradicional. Un manejo que poco ha cambiado desde el siglo XIX y que nos sentimos orgullosos de seguir usando. Ver al toro bravo entre bueyes y caballos es una de las imágenes más bonitas que se pueden ver en el campo bravo español.
Todo ello se realiza con dos ayudas insustituibles en el campo bravo: el buey y el caballo. Con calma, sin estrés, el mayoral usa la parada de bueyes para este fin. En la finca utilizamos ocho cabestros berrendo en colorado que nos ayudan con el manejo. Los ocho van encabezados por el buey maestro “Relojero”. El mayoral y los vaqueros dirigen a los bueyes al cercado en el que pronto se mezclan con los toros y ayudan a éstos a dirigirse hacia la puerta.
Estas faenas de campo comprenden entre otras alimentar el ganado, sanear, apartar, correr a los novillos o la rotación de los cercados.